viernes, 15 de enero de 2010

Intro

Hasta el año pasado me consideraba una persona normal, con amigos, novia y trabajo. Me movía con la seguridad de la costumbre y la soberbia de la madurez. Sin embargo empezaron a suceder Cosas Inquietantes; al principio sutiles, pequeñas, pero cada vez más seguido, más extrañas, más inquietantes. Toda mi seguridad y mi confianza, mis creencias más sólidas, se tambalearon primero, para desaparecer luego y dejarme completamente desorientado, perdido en un mundo nuevo, con nuevas reglas, reglas absurdas, incomprensibles. Algunos lo llaman crisis, otros "brote psicótico", las vecinas ni lo nombran ("te enteraste lo de fulanito", "pobre", "siempre fue medio rarito"). No me importa lo que diga la gente, no sabe nada. Hasta hoy, con la apertura de de este blog, sólo unas pocas personas conocen mi historia, el resto son rumores, habladurías.
Lo cierto es que pasaron Cosas Inquietantes primero y después Cosas Más Raras Todavía. Lo cierto es que casi (creo) me vuelvo loco. Durante el año pasado (Año Cero, a partir de ahora) lenta, pero sin pausa, mi vida se fue desmoronando.
Ésta es la crónica de ese desmoronamiento. Lo tengo todo anotado, aunque eso no lo hace más fácil, más comprensible. Cuando leo las cosas que escribí (cuando me leo) muchas veces no lo creo, no pudo haber pasado así, eso sólo pasa en las películas (malas).
El Diario de un Abducido se lee más fácil desde lejos, en tercera persona (¿del tercer tipo?), así que será más grato para ustedes que para mi (a menos, claro, que caigan en la trampa y se identifiquen con el narrador, ¿yo?). Escribí el Diario por desesperación (siempre escribimos por desesperación), para tratar de entender mi historia, ordenar los fragmentos de la realidad. Creo que la forma más inofensiva de leer este blog (con fragmentos de mi Diario de un Abducido (marca registrada)) es como una mala historia de Ciencia-Ficción, o como los delirios de un loco más.
Elijan ustedes:
Floja historia de Ciencia-Ficción.
Delirio.
Todas las opciones son correctas.
Ninguna es correcta.
Otras.
Acá empieza (mentira), mi historia o algo que creo que es mi historia. Los hechos (si sucedieron) fueron absolutamente reales (si "real" significa algo). Por supuesto, no tengo pruebas de nada, salvo, tal vez, este agujero en la cabeza y este extraño diario.

jueves, 14 de enero de 2010

Cosas Inquietantes

5 de marzo

Parece que la cura es convertirme en una quinceañera enamorada y escribir en mi diario íntimo: "Querido diario...". Pero no. Mi terapeuta (¿es mio realmente?) dice que escribir me va a orientar para entender mi conflicto. Problema no, conflicto. Y nunca habla de cura, eso está bien, significa que no estoy enfermo, creo.
Entonces escribo para entender mi conflicto.
Querido diario...
Estoy teniendo problemas (Cosas Inquietantes) desde principio de año. Les digo Cosas Inquietantes para diferenciarlas de los problemas normales, los que tuve siempre, desde niño. Nada raro: problemas de adaptación, timidez, sociabilización.
Seguramente tendría que contar que soy hijo único. Y que mi viejo desapareció el año de mi nacimiento. (En este momento, mi terapeuta haría un ruido con la garganta y me invitaría, amablemente, como quien tiende una manta de colores sobre un pozo sin fondo, a dar tan solo un paso, a contarlo todo).
La culpa siempre es de los padres. Especialmente si no están.
Ahora me empiezo a preocupar. Si en la primera anotación de este diario ya aparecen los conflictos de la infancia y la figura del padre, qué viene después: Edipo y sus parientes griegos, el temor a la castración, qué más. Por suerte la nueva psicología busca la solución y no más problemas. Mi terapeuta no es Lacaniano ni Freudiano (con lo cual no se la pasa hablando todo el tiempo él, ni me deja hablar sólo a mí), sino que es NeuroGuestálticoConductista. Excelente.
Supongo que mi terapista (NGC) me frenaría y me reprocharía que estoy escribiendo sobre él y no sobre mi conflicto. Mecanismos de defensa, según algunos, ni idea que nombre le dará un N.G.C. (preguntar en terapia).
Resumiendo, por si mi NGC se duerme ( no le pasa sólo a los Freudianos):
Soy hijo único.
Mi padre desapareció cuando yo nací.
Siempre tuve algunos problemas.
Ahora los problemas tienen nombre propio, con mayúsculas y todo: Cosas Inquietantes.
Estoy haciendo terapia con mi NGC y escribo este diario para entender mi conflicto.
Hasta mañana querido diario.

miércoles, 13 de enero de 2010

6 de marzo

Dicen que la escritura sirve para exorcizar los demonios interiores ( o por lo menos para endosárselos al lector). Funciona por ahora. No sucedió ninguna Cosa Inquietante, aunque tengo la sensación de que alguien o algo está planeando más Cosas para mí, sorpresa, sorpresa.
Ayer, nostálgico, mencioné algún detalle de mi infancia, pero no se dejen engañar: sólo es una maniobra evasiva (otro mecanismo de defensa). Como el asesino serial o el abusador (sometidos de niños) busco mis propias excusas, mis justificaciones. No es mi culpa.
La culpa, siempre, es de los padres.
Pero mi padre nunca estuvo y mi madre... (aguante NGC, ya le contaré). Lo que quiero decir es: ¿por qué ahora? ¿crucé la linea que separa a los cuerdos de los locos?. Supongo que no es una linea, sino más bien una especie de dimensión desconocida, o una isla absurda. Lo que quiero decir es: ¿el barco se lleno de agua durante años y yo (ni nadie) se dio cuenta? ¿o es como caer en un pozo, sin aviso? Ahora estoy cuerdo, ahora loco, cuerdo, loco.
La cuestión es que estoy divagando, me cuesta concentrarme en los hechos (porque mi cabeza no anda muy bien, está como afiebrada) y sólo escribo y no digo nada. Me doy cuenta. Siempre tuve problemas para concentrarme y enfocarme (en realidad me enfoco o concentro en otras cosas, siempre inoportunas).
Una: en el colegio la profesora me pregunta algo y yo no me doy cuenta hasta que repite mi apellido en sílabas. Instante de pánico. Una voz en mi espalda y entonces digo la respuesta en mi mejor francés para darme cuenta, entre las risas de mis compañeros, que estoy en clase de inglés.
Otra: salgo de mi casa, pongo la llave en la cerradura y (...) ¿estoy entrando o saliendo? ¿adonde voy?
Concentración, enfoque, cómo saber cuando, cómo saber qué: esos siempre fueron algunos de mis problemas.
Ahora es peor: Cosas inquietantes y yo escribiendo de mis padres, del colegio, de mi infancia.
Concentración. Enfoque.
Prometo que voy a tratar.

martes, 12 de enero de 2010

El tiempo

El tiempo, el espacio y las abducciones son relativas. Notaran que las fechas del blog no coinciden con las del diario (obviamente: el diario es del 2009) y también, por cuestiones de narratividad vemos que la historia avanza hacia abajo (en el blog) mientras el tiempo avanza hacia abajo (en el diario) y retrocede hacia abajo ( en el blog).
Eso por mezclar lo clásico con lo moderno.
El tiempo lo destruye todo (le temps détruit tout ), hacia arriba y hacia abajo.
Mis primeros síntomas, las primeras Cosas Inquietantes que sucedieron el Año Cero tuvieron que ver con el tiempo. Es un síntoma típico: Tiempo Perdido. Casi todos los abducidos lo experimentan: van por la ruta (luz), ¿ya llegamos a Olavarría?, ¿qué paso durante las últimas 2 horas?. Tiempo Perdido ( o robado). Pero en mi caso no fue tan obvio, no había ruta solitaria ni luces.
Pero el tiempo empezaba a jugar conmigo.
Lo perdía (por poco rato), pero lo perdía. Y cuando lo recuperaba el daño estaba hecho: pequeños agujeros negros, vacíos, sin tiempo. Como el hueco que dejó el abuelo en la pared.
Cosas Inquietantes.

lunes, 11 de enero de 2010

8 de marzo

Nada. Desde que empecé a escribir que no sucede nada. Duermo profundamente y mi día transcurre sin inconvenientes, sin Tiempo Perdido, sin la mirada perpleja de mis compañeros de laburo. Trabajo en una oficina de 9 a 17 hs. Aunque soy contador, básicamente mi trabajo es completar y revisar planillas en la pc. Un niño (o un mono) podría hacerlo si quisiera, aunque no veo por qué querría.
En los ratos libres jugaba al solitario, ahora escribo este diario. No tengo facebook.
Algunas de las primeras Cosas Inquietantes sucedieron aquí, frente a la computadora. LLenaba las planillas y cuando las miraba con atención descubría números y símbolos sin sentido. O en medio de una conversación me daba cuenta que estaba hablando, pero no sabía exactamente qué estaba diciendo. Era como verme desde una distancia equivocada, no desde mí, aunque tampoco desde afuera, sino más bien superpuesto a mi mismo. Si no lo vivieron (supongo que no) dudo que puedan entenderlo.
La gente de la oficina (somos cinco) se empezó a dar cuenta de mis lagunas. Lagunas de colores extraños, lagunas frías. Me daba cuenta por sus miradas, sus gestos escondidos, sus chistes privados. No les hacía caso, pero me empezaba a preocupar: creía que me estaba volviendo loco.
Locura.
Una respuesta simple para una situación incomprensible. La tranquilidad de ponerme en el bando de los locos y quitarme del medio: no es mi culpa, estoy loco, no puedo evitarlo.

sábado, 9 de enero de 2010

10 de marzo

Ha vuelto a suceder. Tiempo Perdido. Mi jefe me cito en su oficina, para hablar... Yo no quería hablar, qué podía decir... que me estaba volviendo loco, que todo iba a estar bien, que mi terapeuta no consideraba que fuera peligroso... Seguramente la perra de Marta le contó lo del otro día, espero que no me denuncien por acoso sexual, lo único que falta... La Perra siempre usa esos escotes, como precipicios traicioneros y, tal vez sólo me distraje; fue un Tiempo Perdido muy breve, pero cuando reaccioné ella tenía una cara... espero no haber hablado...
Y con mi jefe también. Entre en la oficina (Tiempo Perdido) salí de la oficina. Ni idea qué pasó ahí dentro. Blanco (o negro) total. ¿Me habrían despedido? ¿Estaría mi jefe despatarrado en su silla, la lengua afuera, ahorcado en su fina corbata italiana?
Volví a mi computadora y fingí que no había pasado nada. Mucho después, mi jefe pasó por el pasillo y respiré un poco: por lo menos estaba vivo.
Mañana tengo terapia, llevaré el diario. Por lo menos tengo una Cosa Inquietante para contar.
 
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