6 de marzo
Dicen que la escritura sirve para exorcizar los demonios interiores ( o por lo menos para endosárselos al lector). Funciona por ahora. No sucedió ninguna Cosa Inquietante, aunque tengo la sensación de que alguien o algo está planeando más Cosas para mí, sorpresa, sorpresa.
Ayer, nostálgico, mencioné algún detalle de mi infancia, pero no se dejen engañar: sólo es una maniobra evasiva (otro mecanismo de defensa). Como el asesino serial o el abusador (sometidos de niños) busco mis propias excusas, mis justificaciones. No es mi culpa.
La culpa, siempre, es de los padres.
Pero mi padre nunca estuvo y mi madre... (aguante NGC, ya le contaré). Lo que quiero decir es: ¿por qué ahora? ¿crucé la linea que separa a los cuerdos de los locos?. Supongo que no es una linea, sino más bien una especie de dimensión desconocida, o una isla absurda. Lo que quiero decir es: ¿el barco se lleno de agua durante años y yo (ni nadie) se dio cuenta? ¿o es como caer en un pozo, sin aviso? Ahora estoy cuerdo, ahora loco, cuerdo, loco.
La cuestión es que estoy divagando, me cuesta concentrarme en los hechos (porque mi cabeza no anda muy bien, está como afiebrada) y sólo escribo y no digo nada. Me doy cuenta. Siempre tuve problemas para concentrarme y enfocarme (en realidad me enfoco o concentro en otras cosas, siempre inoportunas).
Una: en el colegio la profesora me pregunta algo y yo no me doy cuenta hasta que repite mi apellido en sílabas. Instante de pánico. Una voz en mi espalda y entonces digo la respuesta en mi mejor francés para darme cuenta, entre las risas de mis compañeros, que estoy en clase de inglés.
Otra: salgo de mi casa, pongo la llave en la cerradura y (...) ¿estoy entrando o saliendo? ¿adonde voy?
Concentración, enfoque, cómo saber cuando, cómo saber qué: esos siempre fueron algunos de mis problemas.
Ahora es peor: Cosas inquietantes y yo escribiendo de mis padres, del colegio, de mi infancia.
Concentración. Enfoque.
Prometo que voy a tratar.
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